El 15 de octubre de 2016, la flota más potente en la historia de la Armada rusa abandonó el puerto de la ciudad rusa de Severomorsk para dirigirse a las costas de Siria. El conjunto de naves estaba conformado por el crucero nuclear Pedro el Grande, los buques antisubmarino Severomorsk y Vicealmirante Kulakov y diversas embarcaciones de apoyo logístico. Juntas, estas joyas de la Armada rusa eran ya una temible fuerza de combate; pero conseguir un verdadero superescuadrón era posible solo con la llegada del portaviones Almirante Kuznetsov. |
Las reservas que los barcos traían consigo eran suficientes para realizar las tareas propuestas. Las embarcaciones tenían consigo no sólo combustible, sino también agua. Este grupo de naves puede realizar tareas autónomamente por 45 días. Después de superar Gibraltar, el buque cisterna Dubna fue amarrado al Almirante Kuznetsov para la entrega de agua y combustible. Al decimoquinto día de viaje, el Almirante Kuznetsov levantó anclas y abandonó el lugar de su primer alto en el camino, para proseguir adelante, hacía el oriente. Diez días después, los militares rusos empezarían los vuelos de combate en Siria. |